Realidad lunes, 3 de mayo de 2010

¡Ay Zavalita! ¿En qué momento se jodió el Perú dices?

El Perú se jodió en el primer momento en que creyó que, en verdad, estaba jodido. El Perú se jodió cuando tomó esta frase y la hizo suya, tan suya, que se convirtió en lema del peruano.

“No me salió el negocio, es que aquí no se puede. El Perú está jodido.”
“Siempre lo mismo, delincuencia, injusticia, corrupción, ignorancia, el Perú nunca va a cambiar. Está jodido.”
“¿Quieres ser famoso, grande e importante? Pues ve sacando tu visa a cualquier otro país, porque aquí, eso, está jodido.”

El Perú se jodió porque los Juan, Victor, marta, rosa, Dionisio, maría, Isabela, y todos los peruanos con nombre propio, se convirtieron en Zavalitas y quisieron construir un futuro con el pasado.

El Perú se jodió cuando, pese a que cambiaron los protagonistas, el resentimiento hacia el enemigo de nuestros padres se volvió eterno. Chile nos ganó la guerra y tal vez más que eso. Pero ¿qué importa haber ganado la guerra si aún se puede ganar la paz? La pregunta es, ¿En verdad la queremos o es más fácil lamentarnos que luchar por ella?

El Perú se jodió cuando no entendió que no hay que ser el héroe de la historia para hacer nuestra propia historia. La independencia la declaró un extranjero y fueron extranjeros los que nos “dieron la libertad”, pero ¿acaso fuimos verdaderamente libres? ¿No somos aún esclavos de nuestro pasado y es la verdadera libertad la que estamos a aún a tiempo de buscar y obtener, pero por enfrascarnos en el inútil si hubiera no la vemos o ignoramos?

El Perú se jodió cuando subió tan alto que, cuando tuvo que caer, el golpe pudo más. La prosperidad falaz que nos dejó la época del boom guanero trajo tal sensación de derrota que ahora nos impide reconocer que se logró una vez estar arriba y que, por lo tanto, se podría volverlo a estar. Sin embargo, nos concentramos más en lo mal que hicieron otros y no el lo bien que podemos hacer nosotros ahora.

El Perú se jodió cuando unos creyeron que el rojo no era siempre rojo, pues existen distintas tonalidades. Si unos somos un rojo claro y otros son oscuro, ¿no somos todos al final rojo? ¿No corre por nuestras venas el mismo color, el rojo de la sangre indígena, negra, amarilla y blanca? ¿Será tan difícil decir “todos somos iguales” sin más tarde cholear, negrear o blanquear al otro?

El Perú se jodió cuando, del pasado, rescatamos o sólo recordamos lo peor. Los incas fueron sabios en su propio sistema y tal vez las cosas eran mejores antes. Sin embargo, la conquista sucedió y pese a lo que pudo o no haber sido, lo que fue, está hecho. No hay más marcha atrás. La conquista trajo miseria e injusticia, pero no se suponía que duraría siempre. No se supo o, tal vez, no se quiso verdaderamente combatirlas, pero nadie nos impide hacerlo ahora, salvo nosotros mismos. ¡Somos nosotros quienes elegimos hoy, mañana y siempre!

Zavalita, el Perú se jodió cuando no entendió o buscó siquiera comprender lo que pasó. El Perú se jodió cuando nos vendamos los ojos y nos tapamos los oídos y nos convertimos en títeres que frente a todo fracaso, en lugar de luchar y perseverar, no se cansan de preguntarse inútilmente:
¿En qué momento se jodió el Perú?

¿Cuánto tiempo más seguiremos siendo esos Zavalitas que preguntan y no hacen? ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar para que, con total confianza y creyendolo firmemente, nos preguntemos en qué momento se enderezó el Perú?


Realidad

Luego de varios golpes en nuestra historia (la conquista española, el fracaso del proyecto guanero) nos vimos involucrados (y dolorosamente humillados) en la guerra con Chile en 1879. Todos sabemos las consecuencias de aquel devastador episodio, sin embargo, no todos somos conscientes del profundo impacto que este hecho nos dio, no solo económico, político o territorial, sino el impacto psicológico y los grandes traumas que sufrimos 131 años después del acontecimiento. En la inconsciencia del peruano se encuentra la humillación, la derrota y el espíritu revanchista que originó aquel gran golpe al ego del Perú. Es triste reconocer que aun no hemos superado aquel momento y que nuestro progreso se vea, a veces, condicionado por nuestros sentimientos, lo que nos impide tener una relación armoniosa con nuestro país vecino.

La relación actual del Perú y Chile ha sido exageradamente influenciada por la guerra tras tantos años manteniéndose aun la existencia de “imágenes antagónicas” (Milet, 2004) fuertemente arraigadas en el pensamiento peruano y chileno. La imagen del vencedor y el vencido, del evolucionado exitoso y el inestable y pobre, el de invasor e invadido…estas imágenes se encuentran en cada situación en la que chile y Perú se encuentran. Una de las consecuencias más tangibles de estas imágenes en el pensamiento del peruano es el hecho de que existen todavía algunos sectores de la población que consideran que la llegada de capitales chilenos al Perú constituyen en realidad el proceso de una nueva invasión en lugar de favorecer el crecimiento y el desarrollo económico del Perú.

Claro que estas imágenes no son solo propias del pensamiento peruano, Chile ha sabido demostrar cada una de sus imágenes (aunque su gobierno se espere en no hacerlo) al presentarse con aires de arrogancia, orgulloso de su desarrollo, prepotente e incapaz de estableces buenas relaciones a nivel empresarial. La perspectiva actual de Chile se ve dividida también como suceden en el Perú, sin embargo, a nivel político, el gobierno chileno tiene muy claro (por conveniencia o no) “priorizar sus relaciones con los países vecinos” teniendo como visión el progreso y desarrollo de América.

A pesar de sus intentos, tenemos varios hechos que dificultan la gran meta del gobierno chileno: la aparente carrera armamentista que menciona el Perú frente a los gastos militares chilenos, la discrepancia por la delimitación marítima…

En conclusión, podríamos decir que la guerra con Chile fue un gran determinante en lo que es el Perú y somos los peruanos en la actualidad. Este acontecimiento marcó una profunda herida en que cada peruano y es triste e increíble que este hecho haya sido una gran piedra en nuestro camino muchos años después. En la actualidad, nuestro desarrollo depende de cierta forma de las relaciones de odio o de hipocresía entre nuestro país vecino y nosotros, la guerra con Chile y sus consecuencias son un gran problema y una válida explicación si nos preguntásemos cuándo comenzó el Perú a desmoronarse; y es increíble que a pesar del tiempo nos veamos afectados por un hecho, lamentable sí, pero que ya no tiene vigencia. Con la guerra con Chile, el Perú se desmoronó, si antes teníamos problemas con el racismo y la marginación entre nosotros mismos, con este acontecimiento, la idea de fracasados, vencidos e incapaces, quedó grabada en cada uno de nosotros, aunque no queramos aceptarlo, la guerra con Chile aún nos duele, aún sufrimos sus consecuencias, aún condiciona nuestras relaciones tanto económicas, políticas o sociales con este país, aún estamos con la sombra de la guerra, y así, señores, no podemos mejorar.



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Realizamos una encuesta a 30 personas de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, entre hombres y mujeres, acerca de la percepción y conocimientos que tienen de la Guerra con Chile cuyo artículo nos motivó a hacer las siguientes preguntas:




Del total de encuestados, el 77% respondieron afirmativamente indicando la fecha de la guerra con Chile, y el 23% de los encuestados no conocía la fecha.







El 33% de los encuestados respondió que la causa principal de la guerra fue el deseo de expansión territorial por parte de Chile, el 47% respondió que la obtención de guano fue la causa, y el 20% contestó que la causa principal fue el tratado que se realizó entre Perú y Bolivia.



El 50% de los encuestado respondió que tiene una actitud “normal”, es decir de aceptación sin ningún tipo de resentimiento, en cambio el 40% respondió que si mantiene una actitud resentida con Chile, y el 10% respondió que si se sentía atacado por Chile, su respuesta era también de ataque.






El 50% de los encuestados expresó que la consecuencia que nos sigue afectando es el odio entre chilenos y peruanos, el 33% expresó la reducción del territorio peruano como consecuencia y el 17% manifestó que la consecuencia es las ideas de que nosotros los peruanos somos fracasados, es decir las imágenes antagónicas que se expresaron en el artículo.

Realidad domingo, 2 de mayo de 2010

A lo largo de toda nuestra historia encontramos momentos que marcaron y definieron nuestros estereotipos acerca del peruano. El racismo es la más cruel herencia que se viene arrastrando desde tiempos de la conquista hasta el presente; como dice Nelson Manrique en su introducción al libro “La piel y la pluma”: el racismo es, ante todo, una ideología y como tal sirve para consagrar un status quo determinado. A lo largo de este texto se irán conociendo etapas de la historia que produjeron el problema racial que afecta a miles de peruanos, y llegaremos a entender, como dice Nelson Manrique que “No son las razas las que crean el racismo, sino es a la inversa, el racismo construye las razas”

Con la llegada de los españoles se presentaron cambios que dieron inicio al problema del racismo. Específicamente el momento decisivo fue la etapa de la Colonia en la formación de una sociedad oligárquica y en la República en la cual se dividen la República de Indios y la República de Españoles separándolos claramente de su sociedad al ser tan distintos a ellos; es tal vez ese momento que nos impide ahora, en la actualidad, a aceptar toda clase social. Hacia los años 1870 y 1940 en Europa se dio la explicación de que las razas superiores e inferiores se daban porque simplemente algunos pueblos progresaban y otros no; sin embargo acá en el Perú se decía que una raza inferior al mezclarse con otra superior mejoraría su futuro racial. Clemente Palma es uno de los que afirman que la raza peruana puede mejorar siempre y cuando las mujeres se unan con un hombre de raza superior y forme una familia, esto quiere decir que una mujer debe mezclarse únicamente con la raza blanca para mejorar el futuro racial aunque esto parezca totalmente absurdo. Un punto importante y preocupante dentro de la discriminación son los estereotipos o las características que describen al peruano, se dice que para que un hombre sea apreciado y respetado debería ser de una buena clase social y ser de una familia prestigiosa, como por ejemplo en la etapa oligárquica quienes eran aceptados como ciudadanos y quienes pertenecían a la oligarquía eran justamente las familias de buen vivir.
Desde la explosión demográfica y en el tiempo del centralismo, los indígenas fueron inmigrando a la capital y desde aquellos tiempos se generaliza al hombre limeño y se le atribuyen características que no son reconfortables; al contrario, nos deja como personas sin ganas de trabajar, sin creatividad e incapaces de ser lideres, flojos e irresponsables, sin voluntad, ociosos y despreocupados; a su vez la mujer limeña es vista como un encanto capaz de conseguir lo que quieran con solo seducir a los hombres con su belleza. Manuel Atanasio Fuentes coloca al indígena como un soldado cobarde y sin patria, indigno de cualquier muestra de confianza, ignorante, altanero y tramposo, es sucio y abusivo. Las costumbres de los indígenas son distintas a las nuestras y es por eso que se les discrimine por ser antihigiénicos, duros y sobretodo por integrar a sus hijos en el trabajo cuando en sus costumbres eso es normal. Generalmente el hombre negro es visto como esclavo de los tiempos pasados y ahora es criticado como un ser desconfiable, delincuente, delincuente y lo peor... bruto. En el caso de las mujeres negras se dice que son las responsables de las actitudes inmaduras de los limeños al ser las nanas quienes los engríen y alimentan cuando son niños. En la actualidad, al salir a las calles son los mismos peruanos quienes estereotipan y al mismo tiempo contradicen la condición y características del limeño diciendo por ejemplo que son honrados pero corruptos, trabajadores pero flojos, creativos pero vagos, empeñosos pero rateros; el hombre de hoy tiene mas prejuicios y plantea características que no son como por ejemplo al ver a un hombre mulato se le asemeja con rateros o al ver a un hombre de la sierra se le tilda de cholo bruto, sin embargo ahora en la capital, Lima, las razas se juntaron y es razón perfecta para poder estudiar a las razas y competir entre ellas. Lo cierto es que también los mulatos o personas de otras regiones le atribuye al hombre limeño la característica de abusivo y comodón. Hay cantidad de estereotipos para el hombre peruano y exclusivamente si son humildes, las clases altas desde la época de los españoles son los que fomentan el racismo y la discriminación en nuestra sociedad.

En conclusión, el Perú muestra hechos pasados que nos permite comprender, mas no justificar, la discriminación que ahora en nuestros tiempos es cosa de todos los días y es el causante de todos los problemas raciales y abusos hacia los indígenas en su mayoría.
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Vision de los peruanos:
Encuesta realizada a escolar de tercero de secundaria del colegio Alexander von Humboldt
¿Que significa ser racista para ti?
Yo creo que ser racista es impedir relacionarte con distintas clases sociales, en mi colegio tengo amigos que al pertenecer a este colegio se creen lo mejorcito y piensan que detras de esas paredes no hay mas clases distintas a las suyas, sin embargo no es mi caso ya que estudio becado en ese colegio y no soy de tan alta clase social pero soy consciente que los mismos padres tienen parte de la responsabilidad al evitar mezclarse con otros grupos raciales.

¿Sabes que momentos del pasado fueron claves en el problema del racismo?
Mi profesora de Historia siempre nos dice que de no haber sido por los españoles, nosotros no seriamos lo que hasta ahora somos. Segun mi criterio, el momento decisivo fue en la llegada de los españoles, en el momento en el que se juntaron las razas para crear otras tantas y pienso que desde ese tiempo el racismo viene floreciendo.


Realidad sábado, 1 de mayo de 2010

Uno de los momentos dentro de la historia del Perú que podemos analizar para entender los problemas que tenemos en la actualidad es la Independencia. Para esto analizaremos la repercusión que tuvo en ese tiempo y como sigue vigente hasta nuestros días, aunque muchas veces no nos demos cuenta de aquello y lo veamos como algo alejado y sin trascendencia para los problemas de hoy.

Uno de los problemas más fuertes que existen en el Perú es la falta de identidad nacional, y sentirse que este es un país que está desunido, a pesar de que se están haciendo esfuerzos para que esto, de laguna manera, se solucione a través de campañas gastronómicas, de turismo, etc. Este problema de falta de identidad, se deba, tal vez, a que en el proceso de independencia, donde los que lucharon por lograr aquello, no fuimos los peruanos sino gente foránea; esto nos ha dejado una herida que hasta ahora no cierra, ya que en esos momentos no luchábamos juntos por un “bien” común, cada uno por su cuenta como es el sentimiento de la gente actualmente.

Por otro lado, también se observa un descontento generalizado con los representantes del gobierno, con quienes se supone uno pone todo su apoyo y toda la confianza para que lleven las riendas del país hacia un futuro mejor. Sin embargo, en casi todos los años de la república los gobernantes sólo se han valido de demagogias y de falsas promesas que nunca se han llegado a cumplir. Para nadie es sorpresa que los frecuentes escándalos políticos son pan de cada día; que el congreso se ha convertido literalmente en un circo, conociendo algunos de sus integrantes no por sus nombres, sino más bien, por sus apodos, que fueron resultado de algún escándalo en el que se vieron involucrados. Y si preguntamos por el presidente, la tampoco cambia la figura, nos preguntamos cuándo es que se cumplirán las promesas, como por ejemplo, el tren eléctrico? sí, se está avanzando, pero todos nos preguntamos, estará listo después de 20 años, porqué hasta el final de su gobierno, es obvio para que la última imagen que nos deje sea esa, aún así la imagen de nuestros “padres de la patria” está muy mal vista para muestra un botón, “Para político NO” una cumbia realizada por EL Grupo 5, uno de los grupos más exitosos aquí en Perú.
Esto también se ve reflejado en la Independencia, pues los independentistas prometían una vida mejor y librarse de la opresión de los españoles a todos aquellos que apoyasen a la independencia; a los esclavos les prometía la libertad, a los indios trabajadores, mejores remuneraciones y condiciones de trabajo, algunos apoyaron. Cabe resaltar que después de la guerra por la independencia, las cosas siguieron como antes, las condiciones de trabajo, para ellos, como para la mayoría quienes vivían el Perú, seguía siendo lo mismo y sólo se le había cambiado el nombre. Más adelante en algunos sectores hicieron protestas para volver al virreinato.

En conclusión, se puede decir, que muchos de los problemas de falta de identidad y falta de confianza en el sector político se debe al mal proceso de independencia que se llevó a cabo y que con el paso del tiempo se ha ido acentuando y no se hecho mucho para resolverlo; lo de identidad peruana se está dando a paso lento, pero al menos se está tratando de hacer algo y de eso depende de casa uno. Por otro lado el sector político se ve cada vez peor, pero aún con esto no se debe olvidar que para elegir lo mejor para nuestro país es estar bien informado al respecto y no creer en sólo palabras bonitas que resultan muy bueno para el oído pero no para nuestras vidas.
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Entrevista a Sociologa

¿ Por qué crees que los peruanos no tenemos una identidad definida?
Es que tenemos sangre de indio o bien de cholo, indigenas o españoles, el Perú tiene varias identidades , por ejemplo la educacion debe profunizar porque todo vamos copiando de otros paises.

¿Por qué crees que la política está mal vista en el Perú?
La política aqui en el Perú está mal vista porque las personas que son elegidas no son las adecuadas no los que dirigen el destino del pais, ellos solo ven sus intereses economico no mas el bienestar de la poblacion vulnerable.


Realidad


“(…) Abramos pues los ojos: no malgastemos, no derrochemos como locos”

Como lo diría el profeta de los ferrocarriles Manuel Pardo, con el que se comenzó el más famoso sueño, y por ende, el que más caro nos costó solventar, pues se requería de grandes personajes sobre rieles, tan fuertes e indestructibles nunca antes vistos por nuestros suelos, y aún más impresionante, a cuatro mil metros en trechos menores de cien kilómetros. Pero como en toda telenovela, especialmente para nuestra historia, no podía faltar el gran actor antagónico nominado a envolver y tentar el enorme proyecto que cambiaría nuestras vidas, y por supuesto, la inversión pública en el Perú del s.XIX, estamos hablando del famoso “empréstito extranjero”, traído ni más ni menos que de la lejana Londres, y por lo mismo, con millonarios costos por servicio, en caso nuestro, por escena al aire.

Es pertinente acudir a la ya famosa frase: “el pasado te persigue. . . y yo te lo dije Perú”, pues, el paisaje que se ha recreado líneas arriba, fue el comienzo del rodaje de una obra con sello peruano que, sin embargo, tuvo la desgracia de no mirar más allá del guión propio y simplemente optó por seguir saltando de nube en nube y no pisar tierra firme , dejándose así guiar por elogios y honores premeditados, tan alentadores, que incrementaban nuestro orgullo sobre el aire, por lo que definitivamente no permitió divisar el abrupto y frío choque contra el viento que, una vez más, no estaba tan a nuestro favor como lo habíamos previsto.

Por cultura e historia, tenemos conocimiento que dentro de nuestro país se imitaban varios estilos extranjeros como parte de las fusiones raciales o costumbristas que se traían de diversos lugares. Pues bien, la idea del proyecto vial que llamaba la atención, por ser novedad en nuestro territorio, eran los ferrocarriles y la ayuda que representaban éstos en el comercio de la ya tan visitada y distinguida Europa. Así pues, cuenta la historia que nuestro entusiasmo por este vigoroso “Caballo de hierro”, fue tan grande y esperanzador ante nosotros que no se empezó por construir una línea férrea sino, y ¿Por qué no?, lanzarse al ruedo con diez a la vez. Sin embargo, toda la puesta en escena que implicaban rutas o caminos, por dónde debían cruzar las líneas, fue un tremendo fracaso debido a los malos diseños o inexperiencias de los móviles políticos.

El golpe que soportó el país simbolizó una depresión territorial muy marcada en ese entonces, y es que fracasos como éste, entre los muchos que se han venido dando, son los finales e inicios que registran nuestra propia historia, y que a su vez nos obligan a despertar forzosamente a una realidad que, ahora, no es muy lejana a lo que llegamos a vivir en algún tiempo. Las preguntas que saltan a la vista refieren indudablemente a: ¿Por qué no lo vieron venir? ¿No era acaso un secreto a voces el futuro fracaso que tendríamos? ¿Traer “ferrocarriles” a nuestro suelo, a la alturas, a nuestros andes? ¿Por qué comenzar por montones? ¿Se le preguntó al pueblo sobre la decisión que se tomaría en sus territorios?

Como lo mencionó en algún momento el viajero Charles Wiener, al venir al país: “El silbido de la locomotora entrando a la estación no es el grito de triunfo de la civilización que llega, sino el gemido de la civilización que se siente extraviada”. Esto concluye perfectamente el modo final en cómo quedamos todos los peruanos, en otras palabras, una vez más entendemos que en cuanto a las decisiones que se deberían tomar a modo universal o que involucre todo un país, la primera y última palabra del discurso la toma un “selecto” grupo de personas “habidas” de conocimiento, que sin embargo, el craso o pequeño error que cometen en su acelerada firma al admitir un acto, es pagada por un pueblo que únicamente deseó en silencio: vivir con un estilo propio, sin imitar o modelar lo extraño o no afín a sus pensamientos.

Sin duda, somos concientes que las promesas fallidas formaron una crisis interna en cada uno de nosotros. Es entendible que al peruano le haya costado superar una derrota, comenzar nuevos caminos y simular, con su personalidad y esa viveza en particular, que se puede aprender del error con el conocido “las cosas pasan por algo”. Y es que finalmente es así, pasaron y se enfrentaron, volvimos a caer pero nos levantamos nuevamente, y todo ello con la finalidad de reconciliar aquellas experiencias pasadas que ahora las damos como olvidadas, pero que mediante la palabra o pronunciación de “nuestro origen” vuelve a ser partícipe de nuestro legado futuro.
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Ama de casa (55 años)
¿Sabías que en algún momento, el Perú, nuestro país, llegó a tener una solvencia económica, probablemente tres o cuatro veces mayor de lo que tenemos ahora?
Sí, escuché sobre eso, pero fue hace mucho tiempo creo. Sólo lo escuché, pero no lo he leído.
¿Tienes alguna idea en qué se perdió o gastó toda esa cantidad?
Por la población supongo, todo se fue allí.


Menor – estudiante 3º sec (15 años)
¿Sabías que en algún momento, el Perú, nuestro país, llegó a tener una solvencia económica, probablemente tres o cuatro veces mayor de lo que tenemos ahora?
No sabía que tenía tanta cantidad, pero sabía que tenía algo.
¿Tienes alguna idea en qué se perdió o gastó toda esa cantidad?
Lo perdieron por tontos (risas), el peruano no sabe economizar


Adolescente – mujer (18 años)
¿Sabías que en algún momento, el Perú, nuestro país, llegó a tener una solvencia económica, probablemente tres o cuatro veces mayor de lo que tenemos ahora?
Sí, sabía que existía una bonanza peruana, había bastante dinero
¿Tienes alguna idea en qué se perdió o gastó toda esa cantidad?
Por el mal uso que se le dio, para variar, así como ahora
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